Calienta la leche previamente salpimentada.
En una sartén derrite la mantequilla con el aceite, agrega la harina y fríela suavemente sin dejar de remover gasta que adquiera un color vainilla tostado y sin grumos.
Vierte un poco de leche y remueve hasta que esté completamente integrada, continúa agregando leche poco a poco hasta conseguir una bechamel ligeramente espesa. Transfiere a un bol y deja unos minutos para que temple.
Rehoga suavemente la cebolla cortada en brunoisse en una sartén con 3 cucharadas de aceite de oliva hasta que adquiera un ligero tono dorado. Vuelca en un plato y retira muy bien el exceso de grasa con papel absorbente
Agrega la cebolla a la bechamel, el queso rallado, las anchoas cortadas en pequeños pedacitos y revuelve para integrar. Bate las yemas, vierte por encima y nuevamente mezclar para integrar.
Monta las claras a punto de nieve con una pizca de sal e incorpora muy poco a poco a la mezcla anterior. Recuerda que has de hacerlo delicadamente con movimientos muy suaves y envolventes.
Engrasa los molde y llena las tres cuartas partes. Si el batido de las claras y su envoltura lo has realizado correctamente tu soufflé crecerá mágicamente por encima de los bordes.
Baja la temperatura del horno a 180º y hornea durante 15-18 minutos SIN ABRIR EL HORNO.