Pon a hervir la coliflor en agua con un vaso de leche y sal durante 15 – 20 minutos o hasta que su carne este tierna pero firme. Un truco para evitar los gases es comenzar a hervirla con el agua muy, muy fría. También, la puedes preparar al vapor. De esta manera se escaparan las sustancias que producen el gas y conservará mejor todos los valores nutricionales. Mientras se hace la coliflor vamos a por la bechamel de calabacín. Trocea la cebolla, el puerro y rehógalos en una cazuela con tres cucharadas de aceite de oliva. Presta atención a la intensidad del fuego para que no se dore demasiado, ya que si esto sucediera cambiaría el color de la bechamel.
Incorpora el calabacín pelado, troceado y cocina todo junto durante 5-7 minutos.
Vierte el agua, la leche, la pimienta, la nuez moscada al gusto y deja hervir unos 20 minutos o hasta que el calabacín esté blando.
Una vez listo, tritura con una batidora de mano e incorpora los quesitos hasta conseguir una bechamel cremosa. Rectifica la sazón si fuera necesario. Reserva.
En una fuente de horno dispón los ramilletes de la coliflor junto a la bechamel de calabacín y el queso rallado bajo en calorías.
Introduce la fuente en horno con el grill encendido a 180 º durante 5 minutos o hasta que se dore.