Corta a la mitad las rodajas de calabaza y disponlas en una fuente. Riega con un generoso cordón de aceite de oliva y esparce por encima unas hojas frescas de romero y tomillo. Golpea con la hoja de un cuchillo los ajos y añádelos. Salpimienta al gusto e introduce en el horno precalentado con aire, calor arriba y abajo durante 25-30 minutos a 180º.
Cuando enfríe la calabaza retira la piel, aparta las semillas y córtala en pequeños dados.
Calienta 4 cucharadas de aceite de oliva en una cazuela y rehoga el apio junto a la cebolla partida en pequeños dados. Cuando estén tiernos y brillantes añade la patata cortada en cuadritos pequeños, el jengibre, la cúrcuma, una pizca de nuez moscada y dale un par de vueltas. Seguidamente incorpora la calabaza y por último el caldo de pollo. Deja hervir todo junto durante 15 minutos.
Después pasa el resultado con una batidora de mano hasta conseguir una sopa ligera, suave y aterciopelada.
Presenta con unas crujientes pipas, perejil y unos aros de pimiento dulce rojo.