Comienza por hidratar las hojas de gelatina introduciéndolas en agua fría durante 5-6 minutos. En un bol combina la yema de huevo, la leche, el azúcar y el turrón desmenuzado. Transfiere el resultado a una cazuela y ponla a calentar.
Cuando comience a humear escurre la gelatina, incorpórala y remueve hasta que se disuelva por completo.
Vierte el resultado en un bol y deja enfriar a temperatura ambiente.
Mientras enfría, con ayuda de unas varillas eléctricas monta las claras a punto de nieve. Después, la nata: primero bate a velocidad media y cuando comience a espesar sube la velocidad e incorpora poco a poco las cuatro cucharadas de azúcar glass.Tu nata estará perfectamente montada cuando al volcar el recipiente ésta permanezca inmóvil y al levantar la varilla observes su famoso y firme piquito.
Una vez templada la mezcla de la leche incorpora poco a poco la nata montada y las claras de huevo. Los movimientos han de ser suaves y envolventes para conseguir una mousse aireada. Lo mejor es utilizar una espátula de silicona y hacer movimientos circulares lentos de abajo hacia arriba.
Traslada con mucha delicadeza la mousse a una manga pastelera deg ran tamaño para rellenar tus vasitos e introdúcelos en el frigorífico durante al menos tres horas.
Decora con un poco de nata y turrón del duro previamente machacado en un mortero para perfeccionar aún más esta delicia suave y cremosa que se va a derretir en tú boca.