La exquisita pana cotta es un postre que representa un gran clásico de la cocina italiana, y hoy te presento su versión más romántica y dulce para tu noche de San Valentín.
Su sabor y su textura es elegante, suave, delicada y perfecta para compartir en pareja. Existen muchas variaciones y todas muy, muy buenas; la pana cotta de café, de caramelo o de chocolate blanco, te ofrecen sabores realmente increíbles. Pero mi receta favorita, es sin lugar a duda la pana cotta de coco con nata montada y corazones de gelatina de fresa.
Este excelente postre es una perla culinaria de la cocina piamontesa y la primera vez que lo pude saborear fue un 14 de febrero, día de los enamorados, en un bello y coqueto restaurante de Génova. Me fascinó su increíble presentación en hermosas copas de delicado cristal veneciano; unos intensos y rojos corazones de gelatina adheridos a la copa contrastaban de manera especial y muy llamativa con el radiante blanco de la panna cotta. Me enamoré de ella nada más probarla y fue tal el flechazo que surgió entre nosotras que desde entonces cada noche de San Valentín pone el broche final a nuestro menú más romántico del año.
Hoy te invito a que lo prepares en casa, a que te regales el tiempo necesario para hacerlo tranquilamente, así, cuando sumerjas la cuchara en ésta increíble panna cotta apreciaras todo lo bueno que tiene y percibirás todo el amor que guarda en su sabor.
Ingredientes
Para 4 personas
√ 400 ml de nata
√ 400 ml de leche de coco
√ 3 hojas de gelatina
√ 120 gramos de azúcar
√ Coco rallado
√ Corazones de azúcar
√ Hojas de menta
√ Fresas
√ 1 sobre de gelatina de fresaNata montada
√ 300 ml de nata para montar
√ Azúcar glassDificultad
NormalTiempo de preparación
25 minutos + 3 horas de frigorífico
Pasos:
1. Comienza por preparar la gelatina el día anterior, es muy sencilla y no te llevará más de 5 minutos.
Calienta 250 ml de agua y cuando hierva añade el polvo de gelatina de fresa y remueve hasta que se disuelva. Seguidamente pon 250 ml más de agua pero esta vez que esté muy, muy fría, dale un par de vueltas y vierte el resultado en un recipiente que sea amplio, ya que queremos un grosor de gelatina de 1/2 centímetro aproximadamente. Con el resto puedes llenar vasitos para la merienda de los niños.
2. Deja que enfríe y después introduce en el frigorífico hasta el día siguiente o hasta que cuaje.
3. A la mañana siguiente comienza a preparar tu panna cotta. Pon a remojo las hojas de gelatina en un recipiente con agua fría durante 10-15 minutos para que ablanden.
4. En una cazuela calienta la nata suavemente durante 8-10 minutos sin dejar que hierva, cuando veas que tiene temperatura añade la leche de coco, el azúcar y mezcla con unas varillas hasta que el azúcar se disuelva.
En este paso vigila la temperatura ya que nunca debe de hervir.
5. Toma la gelatina con las manos y aprieta fuertemente. Notarás que es una especie de medusa suave y resbaladiza. Añádela a la mezcla y revuelve hasta que se disuelva. Retira del fuego y deja que enfríe por completo.
6. Saca la gelatina de fresa de la nevera y coloca encima de la cazuela caliente unos segundos para que ablande y así te será más fácil desmoldarla. Con la punta de un cuchillo despega todo el borde, coloca un plato llano encima, voltea y la gelatina caerá sola. Si no sucediera, introduce una pala por debajo para intentar despegarla e intenta de nuevo voltearla al plato.
7. Con unos cortadores en forma de corazón ponte a cortar y una vez tengas tu corazón pégalo en las copas. Se fijaran con gran facilidad al cristal, no te preocupes.
Introduce las copas en el frigorífico hasta el momento del rellenarlas.
8. Comprueba que el preparado de la panna cotta está frío, si es necesario cambia de recipiente y remueve de vez en cuando para que se vayan mezclando las temperaturas. Una vez lo tengas saca tus copas y vierte hasta rellenar 3/4 partes, y de nuevo al frigorífico hasta que solidifique, que serán una 3 – 4 horas.
9. ¡Vamos a preparar la nata!.
En un vaso batidor pon la nata que ha de estar muy, muy fría, mi consejo es que la introduzcas en el congelador 45 minutos antes, añade dos cucharadas generosas de azúcar glass y con unas varillas eléctricas comienza a montarla a baja velocidad. A medida que vaya espesando, aumenta la velocidad. Si te gusta la nata muy dulce añade más azúcar glass hasta encontrar tu punto exacto. No apartes la mirada de la nata ya que podrías pasarte en el batido y obtendrías una mantequilla, así que cuando la veas firme levanta la batidora y si te queda su famoso piquito en la punta de las varillas está lista.
Pon tu nata en una manga pastelera con una boquilla con punta de estrella.
10. Culmina tu copa con ella.
Una lluvia de coco rallado, daditos de fresa, corazones de azúcar y unas hojas de menta.
¡Y ahora sí! Enamórate de ella porque está panna cotta está loca de amor por ti.
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