La primera vez que probé esta tarta salada de tomates fue un maravilloso día de verano haciendo una excursión por el bosque, cerca de Navacerrada. Mi marido y yo paseábamos por uno de sus caminos buscando un lugar tranquilo y verde donde comer los fabulosos sándwiches que había preparado para esa mañana, cuando nos encontramos con un matrimonio algo mayor que comenzaba a preparar su picnic.
Al primer contacto visual con ellos le acompañó un cordial y mutuo saludo. Y tan solo una fracción de segundo después, mis ojos se fueron a la tarta de tomates que la mujer ponía sobre un mantel floreado lleno de luz. No pude por menos que decir: ‘…menuda pinta, hasta aquí llega el aroma de esos tomates…’. Ella, muy amablemente decidió entablar conversación para decirme que eran de su huerta, y que lo había horneado por la mañana.
Yo no sabía como decirle que me moría por probar ese pastel y que era capaz de dar todos mis sándwiches por solo un pequeño pedacito de su tarta. Y debió leer mis ojos, porque enseguida cogió un cuchillo y nos dio a probar. Su gesto y su voz demostraban un carácter afable, complaciente y muy respetuoso, su marido, un hombre robusto y elegante le animaba a cortar porciones más grandes para deleite nuestro.
Nada más coger la tarta en mis manos sentí su calor, aún estaba templada. Respiraba el dulzor de la cebolla caramelizada que contrastaba a la perfección con la acidez de los casi perfectos tomates cherry. El perfume de la albahaca que partió con sus manos allí mismo inundó mi nariz y me llenó los pulmones con su personal aroma. Y cuando llegó el momento de probarla, la acerqué a mi boca y cerré mis ojos para saborear intensamente el primer bocado. Luego vino el segundo y el tercero…. Así, hasta que al final me encontré con mis dedos que indicaban, lamentablemente, que el pastel se había terminado.
El resto del día lo pasamos con ellos, nosotros compartimos nuestros bocadillos y frutas y ellos su tarta salada de tomates y un fabuloso jamón ibérico. Fue un fantástico domingo que recordaremos siempre.
Tarta salada de tomates
Ingredientes
- 1 masa brisa
- 1 patata
- confitura de cebolla
- tomates cherry de colores
- queso rallado un variado de parmesano, cheddar, emmental…
- 1 hoja de laurel
- hojas de albahaca fresca
- hojas de orégano fresco o en especie
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- aceite de oliva
- sal
- pimienta
Elaboración paso a paso
- Extiende la masa en un recipiente previamente engrasado con aceite de oliva. -Para que la masa cubra y ajuste por completo el molde, en vez de utilizar los dedos, utiliza una bolita de masa, de esta manera te quedará perfecta-
- Con ayuda de una mandolina o un cuchillo muy afilado haz rodajas muy, muy finas la patata. Extiéndelas por toda la base y espolvorea un poquito de pimentón dulce o picante, como más te guste.
- Después añade la cebolla confitada, un poquito de queso rallado y unas hojas frescas de orégano o en su defecto la especia.
- Seguidamente pon los tomates, algo más de pimienta y un poquito de queso, no demasiado.
- Bate un huevo y pincela los bordes para que queden dorados. Introduce en el horno precalentado a 180º grados durante 20-25 minutos, dependiendo de tu horno.Si no controlas muy bien el horno, sabrás que tu pastel estará listo cuando veas que sus bordes están dorados y la masa empieza a desplazarse un poquito del molde.
- Corta las hojas de albahaca en chiffonade (tiras alargadas y finas) y déjalas caer por todo el pastel.
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